El cambio de clima,
comida y hábitos podrían ser la causa de ese molesto dolor en el oído. Sin embargo,
esa mañana cuando abrí los ojos apareció esa incomoda nube que se forma entre
lagañas, falta de sueño y que te hace ver todo súper borroso. Frote mi ojo izquierdo una y otra
vez tratando de aclarar la visión pues
se nos hacía tarde para irnos a trabajar, pero esa nube incomoda hasta el día
de hoy no se ha disipado.
Recién aterrizados en
un nuevo país, sin seguro médico y con la más mínima idea de cómo funcionaba el
sistema de nuestro nuevo lugar de residencia, acudí a una cita con un optómetra
que apunto a decir que yo tenía una infección de las vías respiratorias altas.
El tiempo siguió pasando y el tratamiento de corticoides no había funcionado,
al contrario hacia esa incomoda nube más
y más opaca y yo solo pensaba ¡Jueperra que
infección tan vergaja!
Lo primero que hicimos al adquirir un seguro médico fue
pedir una cita con un oftalmólogo a ver si podía encontrar la razón de esta infección
que me tenía viendo por un solo ojo.
El doctor Pérez me sometió a 7 distintos exámenes con unos
artilugios que nos mostraban la realidad del problema. Una herida y una lesión estaban
provocando que la presión del ojo se subiera a niveles altos que afectaron mi visión.
El Dr. Pérez me preguntó ¿usted ha sufrido de algún golpe en esta parte del ojo, la cien o la cabeza?
Ahí empezó mi memoria a buscar en sus archivos los momentos en
los cuales haya sufrido un golpe, no fue por hacer travesuras cuando era niño,
no fue un cabezazo jugando futbol porque nunca fui bueno para cabecear,
definitivamente no era una juetera¨ por haberme ido mal en el colegio, pero entonces
¿Qué carajos había pasado?
Llego a mi cabeza el recuerdo de esa mañana de viernes que
me dirigía a la casa de mi abuela para almorzar y contarle que ese era mi último
día de clases en la Universidad y muy pronto estaría graduándome, en la mitad del camino a casa de mi abuela
(10 minutos caminando desde mi casa) un granuja y su compinche en moto me
arrinconaron y allí comenzó la debacle.
¡Páseme el celular o se lo estallo! Exclamo el tierno canalla mientras acariciaba
la cacha de un revolver
¡Fresco, ya se lo paso! le dije cagado del susto.
Antes de que reaccionara o intentara gritar o correr, el
golpe seco en el lado izquierdo de mi cara me tumbaba las gafas y me demostraba
que el vergajo estaba más nervioso que yo.¨
Después de varios cariñitos que me propino el facineroso, se
embolsilló el celular y arrancaron sin
pena ni gloria en su puerca moto. Y fue allí cuando pude responderle al Galeno
en que momento de la vida había recibido un golpe,
Desde ese momento comprendí que no había tenido ninguna infección
ni nada de esas cosas, aprendí que de ahora en adelante tenía que vivir con una
condición médica llamada Glaucoma. Si para usted el término es nuevo, el nervio
óptico sufre daños irreparables cuando el líquido del ojo no tiene por donde
drenarse y hace que la presión del ojo aumente. Es considerada una de las
primeras causas de ceguera en el mundo y no tiene cura, puede tener tratamiento
para frenar el avance de la enfermedad pero hasta ahora no se ha podido dar con
una cura total.
No ha sido fácil tener que vivir con esta condición, no es fácil
aceptar y comprender como la vida nos cambia de un momento a otro. Pero también
empiezas a valorar lo que tienes, lo que
ves a diario, las personas que te rodean, adquieres hábitos de cuidado y protección,
te vuelves un todo un experto en lo que
a tu condición se refiere y te adaptas a esa nueva forma de vivir.
Yo se y tengo fe de que la medicina y la tecnología avanzan
a diario y que tal vez algún día habrá una cura, mientras tanto seguimos apuntando hacia adelante,
seguimos convencidos que la batalla contra el Glaucoma no ha acabado y que
nada, ni siquiera una condición médica puede arrebatarte tus sueños, metas e ilusiones.